De Asturias a Huesca dio tiempo para unas cuantas buenas charletas;
unas cuantas emocionantes lecturas; otras cuantas paradas para estirar las
piernas y nutrirnos; algunas buenas
canciones del USB azul; y así hasta llegar al encantador pueblo de Torla.
De Asturias a Huesca hay buenos paisajes. Algo de nieve,
algo de lluvia y mucho frío en estos días de invierno.
De Montaña Central a Torla, como dirían mis amigas Las
Brigadistas, "carretaos" de ganas e ilusión.
Y llegamos antes que nada a Broto, a visitar a unos
amigos. Juan, nieto de Cainejo. Sí, quien escalara el Urriellu con el Marqués. Alfredo un buen amigo y gran guía de montaña. Alfredo como es hombre de montaña, por ahí andaba, por
las montañas, no pudimos verle. A Juan pudimos darle un abrazo.
Ya en Torla, olor a leña de las chimeneas, nieve y algo de hielo en la
carretera. Ni un alma en las calles.
Ya era noche cerrada. Calzamos las botas buenas, las de
ataque, cargamos las mochilas a la espalda y comenzó sin prisa el suave ascenso.
El cielo estaba despejado. El murmullo del río Ara iba y venía. En los
rostros el frío se dejaba notar. Poco a
poco, paso a paso, entramos en la Pradera de Ordesa. Bastante nieve y alguna
placa de hielo bajo esa nieve reciente.
Nuestros pasos sobre la nieve, los de huida de
algunos animales, eso escuchábamos.Cientos
de pinos y fagus arqueados por cúmulo níveo.
Un café caliente nos sentó estupendamente para continuar,
maravillados ante tal espectáculo.
Abriendo huella, fuimos encontrando las señales, otras
veces el instinto nos guió certeramente entre tanto árbol combado en medio de
la senda. Quizás porque estamos acostumbrados a caminar en territorios
agrestes, los signos de la naturaleza nos fueron dando pistas.
La
nieve metamorfosea extraordinariamente el ecosistema. Lo torna intenso y puro.
Llegamos al abrigo del Bosque de Hayas. Allí nos quedamos. A lo largo de la noche, mucha de la nieve se fue desmoronando de
las ramas de los árboles. Provocó grandes estruendos que nos despertaban una y otra vez sin
importarnos. Puede parecer extraño pero nos gusta sentir, vivir esos fenómenos.
Amaneció...
Continúa
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