Abrir
los ojos y encontrar allí donde se acostumbra ver una lámpara al despertar, el
par de cascos que protegen nuestras cabezas. Entonces sonrío, de alegría.
Estiramientos
felinos para desperezar y desentumecer el cuerpo desacostumbrado del saco de
plumas, acostumbrado al confort de los nórdicos y del colchón del hogar.
Otra
sonrisa cuando mis ojos se encuentran
con la de Nacho, que lleva tiempo despierto haciendo agua con varios
potes de nieve.
Lo que veo desde la esterilla...La nieve, las paredes del farallón de este
precioso lugar. Las Gradas de Soaso.
El té caliente me activó. Aupa!
El tiempo cambió. Llovía, algo de niebla... Se puso a nevar. En vez de continuar a Goriz, decidimos bajar.
Mientras bajábamos, el viento se dedicó a jugar, llevando
y trayendo la niebla, la nieve… Muy bonito.
La mayoría de árboles se volvieron a erguir tras la lluvia de la noche, para lucir tanto como lo hacen las montañas.
2 comentarios:
Me encanta, me encanta !!! Vaya peazo viaje os marcasteis. Muyyy guapo !!!
Hacia tiempo no pisaba Pirineos. A Nacho le encantó. Nos acordamos de vosotros por la nieve. Un abrazo. Feliz año Ra!
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