Agua y un gran aguacate bien aliñado fue mi desayuno al sol que hace regenerarse todo.
Para llegar a la Cubilla quedaban algunos kilómetros más, y aunque la mañana era fresca como agua de manantial que se cuela por los recodos de la tierra, pedaleando hacia arriba poco lo noté. Mi cuerpo generaba calor en cada giro completo circular de pedal que me hacía vencer el desnivel del puerto.
Con tiempo suficiente me permití parar para contemplar desde la altura lo que estaba siendo mi camino. De lo que es mi camino, el que yo elijo con la convicción de creer que atraigo lo mejor para mi misma y por ende para los que me quieren.¿ Acaso no se trata de eso la vida?
Y volví la vista de nuevo hacia arriba, hacia el camino futuro inmediato que ahora es pasado. Y es que no terminas de decir invierno e invade la primavera. Lunes, martes, miércoles, jueves... como un torrente se suceden los días en el calendario, en la piel.
Nieve por doquier a partir de aquí.
A dos zig-zag de coronar el puerto. Con la cometa de tracción en las alforjas. Ni un soplo de aire.
Me dijo la mañana que abriese bien el alma y me sentase al sol. Que respirara profundamente y escuchase con los ojos cerrados. Le hice caso. Me inundó La Paz. Estalló en mil colores dentro de un infinito recoveco de mi corazón, rompió a su paso las puertas de la razón.
El aleteo de los azabaches cuervos, sus graznidos amables, me regalaron una nueva sensación. Eran varias bandadas. Había al menos un ciento, o dos... Volando por encima de mí.
Dicen que atrae la buena suerte La Mariquita. Así debe ser. La bajada a Pola LLena fue buenísima.
Nombre científico: Coccinella septempunctata
Nombre común: Mariquita de siete puntos
Maquinando la próxima cicloaventura.
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