domingo

BiCiCLeTaS

Que rueden y rueden... que circulen, vaguen caminos, merodeen barrios, vagabundeen sin rumbo cierto; y deambulen cuando las tardes pudieran ser sosas, pues si ruedan entonces serán graciosas. Que peregrinen, viajen lejos...
Que rueden y rueden en mañanas frías de bufanda y gore-tex; en cálidas noches de verano, bronceado y playa; en templados ocasos, hojas ocres y arcilla; así como en primavera de margaritas y lluvia repentina.
Que rueden fugándose a través del  asfalto continuo por microsegundos, milésimas de microsegundos durante micromilímetros de centímetros, a lo largo de  metros,  kilómetros y kilómetros. Serpenteando por la tierra, la  hierba, entre la niebla que todo lo empapa, patinando barro arcilloso. Rueden  y rueden... sobrepasando piedras de caminos, superando ramas cruzadas en senderos, charcos pedregosos que salpican la mochila y el trasero.

Persiste la bicicleta , subsiste romántica. Mundano vehículo me lleva y me trae de un campo a una reflexión. De una ciudad caótica a orillas del mar. De una mirada que brilla hacia un bosque de castaños. De un pueblo a otro pueblo. De una aventura al trabajo. Del trabajo al sosiego...
 Llena ella de alegría me insufla ilusión en cada pedalada. Escapamos juntas atrapando el  aire que alimenten mis células, además de formar remolinos invisibles que solo perciben las libélulas y mariposas de colores irisados.


Engranajes.
Puzzle de piezas. 
Ideas engrasadas que se multiplican con la fuerza centrífuga... 
Pinos piñoneros. Infinitos paisajes plegados a las sombras y los soles. A las mañanas y las noches.
Soldaduras resistentes, cicatrices de nacimiento.

 Detente cuando quieras. ¿ Deseas contemplar el lago?, ¿los cisnes?, ¿Los peces? 
¿Desde la colina el valle? Ralentiza el ritmo entonces, respira hondo...

Rueden y rueden las bicicletas.

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