Y con
lo mínimamente necesario, caminamos
las montañas a través de tierra revuelta, hierba jocosa, nieve seca , hielo parlanchín , rocas suavizadas.
El viento y el frío en los rostros, aún con sol.
Sol inspirado, sin que nosotros lo supiésemos en ese momento
azul y esplendente en que íbamos ascendiendo por la Faja Esmoladera, entre Pueyo Mondicieto y Peña
Custodia.
Sobre
nuestros pensamientos, perfección azul celeste del cosmos
infinito.
Marrón
seco, verde tierno, blanco seda, gris sencillo. Negro
recóndito, ocre blando,
azul armonía.
Transparencia
saturada, reflejos, sombras de nuestras siluetas prolongadas.
Magnífico
como se expande la vista cuanto más
arriba late trémulo el corazón. Montañas. Cilindro Marboré, Monte Perdido,
Añisclo y LaTorre...
La
Torre de Goriz.
Paso a
paso, guiño a risa subiendo por El Escaz, llegamos a Cuello
Gordo. Un vistazo
fue el inicio de un diálogo sin voces ni palabras.
Abajo, El Valle de Ordesa hasta la cascada Cola de Caballo. Más arriba la subida hacia el
refugio de Goriz por las clavijas, que tan buenos recuerdos me trae a la
memoria.
Entonces enmudecimos para que la
naturaleza nos desbordase.
Sentir es vivir.
Tras esa bienvenida la sorpresa nos la dio momentos después, Sol .
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