domingo

RÍA DEL EO


Que no se diluya la tinta, que las palabras trazadas perduren  soles, lunas, mareas...
 
Erosióname brisa, hazlo de forma que sólo sea a barlovento.


Punta da Cruz

Gaviota patiamarilla
Larus cachinnans

Graznó un saludo simpático. Curioseó y se fue para regresar más tarde con compañeras de vuelos y pescas.
Y nosotros, contemplamos la ruta a navegar.
Faro de Ribadeo emitiendo señal.
Al alba luna nueva, envuelta entre niebla. Todo nuevo con el nuevo día. Con la brisa, una sonrisa.
Ribadeo. Puente de los Santos.
Cargadero. Mirador de Ribadeo.
La Ría, el puente, la gente, la tierra: indivisos.
Todo
Muelle de Porcillan
Santiniebla... Así bautizó de modo ficticio Luis Cernuda a Castropol; quizás inspirado, contemplando desde el mismo promontorio o en alguna playa cercana.
Barras mareales arenosas, zostera, esteros... 
Múgil, lamprea, salmones, truchas...
Algunos de esos, es  lo que fuimos viendo saltar delante de las proas.
Moluscos, cangrejos, mamíferos...
Cormoranes moñudos, gaviotas reidoras, garzas reales elegantes...
Sargos, chopas, salmón atlántico...
Son las variaciones en el nivel de las pleamares y bajamares las que crean una serie de niveles en la franja intermareal condicionando así  la distribución de los seres vivos en la ría.
Habíamos partido de playa Arnao en pleamar, temprano, entre niebla que se fue disipando...
A la altura de As Requeiras giramos 360º rumbo Noreste a Castropol, con intención recalar y tomar  café en tan hermosa villa asturiana.
Con  bajamar entramos en el puerto de la villa marinera. 
 
Amarramos en puerto 
Por sorpresa nos encontramos con una feria de artesanía.     Cuero, jabones, orfebrería, vestimenta, panes varios...
Té moruno
Largamos amarras, rumbo a Figueras.
En el denominado estuario externo, en la bahía arenosa, Tesón de la Berlinga; al encontrarnos aún en bajamar, pudimos hacer un alto y disfrutar de un refrescante baño.
 
Pleamar de nuevo. Retomamos navegación destino Figueres.
Se aprecia al entrar el  Palacio de los Pardo Dolebún, declarado Bien de interés cultural.
Pasamos frente a su astillero, uno de los mejores en construcción de barcos con tecnología puntera.
Antes de salir del complejo de desembocadura,  nadamos de nuevo las vivas aguas de la ría.
Atrás quedó la ciudad de Ribadeo cuando atravesamos el Puente de los Santos
 Entrando de nuevo en el Área de Ría, donde el movimiento del agua y sus vientos imprimen el ímpetu del océano abierto, fue donde remar evolucionó en  ejercicio más intenso, más satisfactorio.
 
 
Illa Pancha
 
Baliza
Mar amada

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