sábado

LAVIANA-RUTA DEL ALBA EN MTB

Esta vez, salí de Laviana y fui por el paseo fluvial hasta La Chalana. Allí enlacé con otra senda que parte de la otra orilla del río, nada más cruzar el puente, a mano izquierda y llega hasta Puente de Arco, donde giré ésta vez, a la derecha y continué, a lo largo de otro sendero que conduce a Ribota.
Sin entrar en éste último pueblo hay una carretera secundaria a mano izquierda y haciendo caso de las incicaciones de un señor que me encontré, fui a dar a pequeño pueblecito: Lorio. Justo en el centro de ese pueblo, hay una casa de madera con un corredor. Delante de esa típica vivienda asturiana, pasa la senda de piedras y barro; muy molona para darlo todo bajando y subiendo a saco ;chapoteando en los charcos y patinando en los lodos. Llegué de nuevo al vil asfalto: subida peleona, Comillera, embalse de Rioseco, Villamorey, cielo azul, solecito, pedalear, pedalear.
En Soto de Agues, el tiempo parece haberse detenido, ofreciendo la calma y el sosiego que no hallo en la ciudad.
Los perros ladran, huele a leña y fluye el agua cristalina, en el lavadero comunal del pueblo...
En el tramo final de la ruta, tuve que desmontarme de la bici, bailaba para todos los lados y pretendía llegar entera, con lo cual tiré de ella, pero encantada.
Estuve poco tiempo arriba, como cinco minutos, donde finaliza la Ruta del Alba, en la Cabaña de los pastores.
La bajada sensacional, me chiflan las bajadas. En poco tiempo estaba otra vez en Soto de Agues y lo primero que vi, fue una señora del pueblo, lavando tripa de gochu, de la que se usa para embutir chorizos. Le pedí sí me dejaba hacerle unas fotos y accedió amablemente, las he puesto en el vídeo.
Cuando llegué de nuevo a Laviana, mis piernas estaban calambríticas, pero lo bailao no me lo quita nadie. A ver mañana, si al menos puedo caminar, porque estos aguijonazos que tengo, creo...creo... que son unas agujetas de órdago.