domingo

*CAMINAR SIN PARAR I


La primera vez que subí a Vega Urriellu fue bastante duro pero satisfactorio 100%. La verdad es que dudo muchísimo que vuelva a hacerlo de la misma manera, tengo que reconocer que fue una auténtica burrada, pero las circunstancias hicieron que la escapada al corazón de los Picos de Europa fluyera de esa manera.
Gracias a ello descubrí a lo largo del camino muchos saltos que tiene el río, sonidos y olores que de otra manera no hubiese podido apreciar.
De Langreo fui en tren hasta Oviedo y de Oviedo a Arenas de Cabrales en Alsa.
Ya en Arenas de Cabrales comencé a subir con muchísima ilusión por toda la carretera hasta llegar a Poncebos, y bien pues son a penas 6 kilómetros, muy buen día de sol y buena temperatura. De vez en cuando a lo laaaaaaaargo de todo esta carretera, me ofrecieron subir en coche, a lo que yo siempre respondí con un "no gracias".
Claro que si es hoy, me subo.
En fin,el despiste con el funicular fue de órdago.

Esta fotografía es de mi última escapada en enero de este año, pero entonces yo no sabía que esto era la entrada del funicular.
Justo coincidió que al pasar por allí un matrimonio, se bajó de un coche con una caja y entraron por esa puerta. No sé por qué pero pensé que era una capilla y que la pareja en cuestión llevaban una ofrenda o algo para las monjas o curas de allí. De risa sí, es para reirse y más , pero me consuela saber que no soy la única persona que le ha pasado esto de pensar que es una capilla.
También descubrí el auténtico queso de Cabrales en Tielve, el verdadero y buenísimo queso con el que repuse pilas, la mochila pesaba mil veces más. Ahora se que se puede ir de mil maneras a Vega Urriellu sin ser por toda la carretera, pero entonces lo desconocía y tampoco lo había preparado muy bien. La experiencia es lo que te hace ir perfeccionando todos estos detalles que son importantes. Tielve está a 700 metros sobre el nivel del mar y caminar por toda la carretera en dirección Sotres me llenó de imágenes que se quedaron grabadas para siempre en mí. Todo el Valle del Duje es precioso, las cabañas salpicadas por estos montes, las cabras , un largo recorrido sí, pero muy bonito.
Me guardé la mitad del bocadillo de queso Cabrales y proseguí pues aún me quedaba y ahora sería mas lenta ya que estaba algo cansada.
Comenzó a nublarse y bajar la niebla cuando ya al fin salí de la asfáltica carretera y comenzaban los caminos de las Invernales del Texu.
Estaba cansada pero quería llegar arriba ese mismo día.
Había pasado ya dichas Invernales, entonces paró una chica que me subió en furgoneta hasta donde termina la pista que hay cerca del Collado de Pandébano. Un pequeño alivio. Ella subía cientos de paquetes de café y galletas para los refugios a una zona donde todos los proveedores esperan juntos el día que el helicoptero puede despegar y llevarse la mercancía. Al parecer llevaban varios días a la espera.
La niebla cubría todo Pandébano y la verdadera aventura comenzaba para mi, con mi mapa de Adrados colgado al cuello adentrándome en esa espesura sin conocer el lugar.
Podía haber montado la tienda, pero quería llegar arriba ese día, tenía tiempo de luz pues fue en agosto de hace ya algunos añitos.

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