lunes

LA TIENDA DE CAMPAÑA

Casi siempre he tenido tienda de campaña para ir a campings y las típicas quedadas con las amigas a la orilla de un río en las épocas de vacaciones. Hace pocos años decidí comprarme una de montaña( tres estaciones), pues me leí un libro que me hizo plantearme eso de dormir en los picos de las montañas. Hice la prueba, me encantó y ahora mi Salewa o sea mi tienda, la llevo siempre en la mochila, desde que me la compré, tan sólo si hago salida de un día la dejo en casa.
Es para mi una gozada acampar.
La libertad que da en cuanto a la administración del tiempo en las salidas es una de las claves de disfrutar haciendo montañismo.
No hay prisa por llegar al refugio si una tormenta de repente te sorprende en medio de una zona inhóspita, con una copiosa nevada y vientos castigadores. Cualquier lugar que de pronto te embelese, será un buen espacio para montar en cuatro minutos y vivirlo. Los árboles, los colores de sus hojas, los olores, los animales, las nubes que sobrevuelen, el agua de lluvia o cualquier otro fenómeno o cosa , ser vivo que capture la atención...
Son casi 3 kilos a la espalda; kilos que te pueden sacar de un buen apuro, si el clima es adverso y como me sucedió a mi en Pirineos, te tienes que quedar en medio de un glaciar 3 días, con sus respectivas noches.
La ligereza de una tienda, una buena columna de agua y unas varillas resistentes al peso de la nieve, son en mi opinión, algo que no se debe descuidar, también una buena ventilación para evitar la condensación y que escape el menor calor posible.
Pretendí estrenarla en La Peña del Vientu a 2000 m.
Ese día mucha gente en el hotel , con lo cual y para empezar , la demora me comió tres horas de luz.. Mis cálculos eran de llegar a la Vega de Brañagañones antes de que oscureciese y pasar allí la primera noche, no pudo ser por las horas que heché de más en mi trabajo.
Llovía bastante, aunque no me importaba; la lluvia y otras inclemencias no me importan a la hora de salir al monte,casi siempre hay un claro que hace que todo sea ¡genial!
Subí bastante cabreada, por el tema laboral, a medio camino emprezó a nevar y entonces como por arte de magia el cabreo se evaporó.
Llevaba mi tienda a la espalda y tenía ganas de ver que tal funcionaba.
Estaba muy cansada sobre las ocho y media de la tarde y además empezaba a oscurecer. Así que me paré en la fuente, cargué la cantimplora, me tomé un trago que me heló, seguí otros veinte minutos más caminando montaña arriba.
Vi un buen hueco al lado de la senda y comocon el frontal encendido, pues la noche ya era total, monté por primera vez. El sistema era novedoso para mi y resulta ser cómodo y rápido.
A las dos horas de estar ya dentro de la tienda, escuché resbalar la nieve por encima de ella, ese sonido tan particular , un sssissssissssisssisss! muy finito, muy finito, ¡me encanta!, miraba el tono amarillo del interior y los cosidos , la cremallera y los bolsillos, estaba contenta de estar ahí dentro estrenándola por fin en un bonito lugar, de esta tierrina tan guapa.
Me despertaron los cencerros de las vacas a la mañana siguiente, abrí la cremallera de la tienda y vi que ya no nevaba, si que había mucha niebla. Entonces desayuné, desmonté y tiré para arriba.
Subí hasta la Vega y decidí pasar allí la segunda noche, fue espectacular la tarde.
Contemplé desde el interior de la tienda, acurrucada en el saco toda la panorámica que me rodeaba; las cabañas con los tejados blancos, caballos ladera arriba y abajo con potrillos bellísimos aprendiendo de sus padres, el trote y el galope; la nieve cubriéndolo todo ....
Entonces empecé a ver que no importa a qué hora se hace de noche si llevas la tienda, que no pasa nada si no llegas al refu por una gran tormenta, montas y ya está.
Decir que EXISTE UNA NORMATIVA DE ACAMPADA QUE HAY QUE CUMPLIR, en beneficio de todos, en beneficio de la conservación de los entornos y los animales.
En fin, el domingo por la mañana había quedado con Fer en Bezanes, tenía ganas de verlo ya y contarle mi aventura y escuchar las suyas.
La Peña de Vientu la hice meses más tarde acompañada por Fer, en esa ocasión fue todo de película. Nos bañamos en el Lagu Ubales con una niebla espesa que le dió un ambiente mágico.

Andar y caer

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