Se fue la
luminosidad de puntillas entre la nieve. Las últimas siluetas.
Sutiles rebecos.
Luz de
frontal. Buen rastro en la senda nívea ancha. Noche gélida. Pasos tenaces y
entusiastas. Cálidas manos.
Desciende
la temperatura. Ensancha la satisfacción de estar sintiendo el puro invierno.
La
planificación y acción , va unida a la clara idea de que la actividad nos reportará
un grado elevado de bienestar. Conexión con fenómenos inclementes a los cuales
nos vemos, en el día a día algo desacostumbradas,
desacostumbrados. Están en algún recóndito
lugar de nuestra memoria genética, el modo de sobrevivir o al menos
intentarlo: al frío, resistir al viento, buscar cobijo de la nieve...
Fusión con la Natura. Amalgama.
Esos
rebecos , se paran para observarnos, para saber a quiénes tienen delante, Su
curiosidad es la misma que la nuestra por sus huellas, su olor, sus miradas.
Somos seres, ellos y nosotros en las laderas de esas montañas. Sólo eso
importa.
Seres que disfrutan haciendo cara al frío, cuando, bien podríamos
estar sentados en un sofá, tapados con una cálida manta, leyendo un libro; pero
hoy nos llena vivir la experiencia del animal más salvaje, ése que recorre
indómito por Picos de Europa.
La vida
pura hace vibrar nuestras células de una forma mágica y natural. Simplemente
así, natural. ¿Qué más pedir?
Amanece
la nieve y la helada persiste, se acentúa. Más intenso aún. Los sentidos a flor
de piel.
La bajada
se hace corta.
2 comentarios:
Que guapa actividad y que bien reflejas el invierno en nuestras montañas. Sentir el frío... el aislamiento. Eso sí que hace a uno sentirse bien.
Os deseo lo mejor para el Nuevo Año.
Un abrazo fuerte !!!!
Nevó, poco pero nevó, y lo disfrutamos. Volvemos a esperar que nieve. Creo que esta próxima será nevadona gigante.
Gracias Vitor. Buen año para ti y Ra. Mis mejores deseos para vosotros. Abrazos
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