domingo

LAGOS CERVERIZ Y CALABAZOSA

 
Al ritmo que íbamos fue casi como si de una delicada descripción de  una novela se tratase. El paisaje se fue desplegando ante Nacho y ante mí. Después de algunos días de refrescante  lluvia y cielos grises,  encapotados; ahí andaba el sol, con el mismo espíritu complaciente de siempre.
 
Desde  Puerto Ventana, comiendo un buen trozo de empanada de manzana y estirando las piernas antes de llegar a Torrestío, abrimos bien los ojos queriendo abarcar cada ladera, cada nube, cada árbol, cada pared de caliza que forma el Macizo de Ubiña,  los canchales de Ubiña, los Huertos del Diablu, y todo lo que se movía:  vacas, buitres...

 
En Torrestío iniciamos la caminata "tranquila" por la senda. Poco a poco mientras ascendíamos hacia Lagos Cerveriz y Calabazosa,  nos fuimos emocionando. Por separado nos suele pasar, la emoción va in crescendo; si nos juntamos somos aún más bizarros. Una auténtica gozada compartir actividad con Nacho. Pretender pasar una tarde  de actividad suave, como era este día y ponernos a trotar sin acordar nada, para finalmente con mirarnos casi arrancar a  galopar como indios  desde Calabazosa hasta Torrestío, con tan solo un alto en el camino para beber y comer un plátano. Poderosa bajada reteniendo por momentos, saltando piedras y removiendo el polvo en cada pisada.
 
Me encantó.
Nos encantó.
 

 

No hay comentarios: