Aunque al parecer en su trepidante aventura por los Urales nos dijo que no le hizo mucha falta puesto que en aquel lugar del mundo hay agua en abundancia y de buena calidad.
Hoy he ido a verle y escuchar las experiencias que vivió en casi cinco meses pedaleando y tirando de la bicicleta y su carrito cuando las caminos se hacían intransitables.
Bosques, la tundra, vientos, lluvia, bajas temperaturas, insectos.
Este es parte del material que llevó a los Urales, la botella de agua que se ve es agua hermanada. Juan se llevó de Covadonga agua, vació media botella en uno de los ríos por los que cruzó con su bicicleta en aquella lejana tierra y recargó la misma cantidad mezclándola con la Asturiana.
La tienda es la misma que usó en su anterior expedición por la Amazonia y que le mordieron las hormigas, en la foto se aprecian los remiendos. Gran mérito el de Juan.Es admirable este deportista y aventurero.
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